Y vio cómo caían suavemente. Se estaban marchitando. Marchitando por la falta de amor. Su amor perdido.
Los suaves y blancos pétalos caían al estanque, ya inertes. Él desmenuzó lentamente un tallo, ausente.
Ausente como su amor perdido.
Ausente como su vida.
Ausente como el agua, dadora de vida; como el sol, dador de energía. Estranguladas por sus suaves dedos, estaban muriendo. Las flores en sus manos, destinadas a su amor, estaban siendo asesinadas por ese desalmado.
Los ojos presentes en los pétalos lo contemplaban tristes a la espera de su muerte, de su desvanecimiento.
Nobles como la nie